jueves, 16 de abril de 2015

El Perú y yo


Estoy orgulloso de jamás haber publicado en Hueso húmero.
Estoy orgulloso de que la Casa de la Literatura Peruana
ahora mismo me  evite.
Estoy orgulloso de no ser  un damnificado más
ni  tener que pensar como Antonio Cornejo Polar
ni  como sus discípulos menos.
Estoy orgulloso de no ser un funcionario del sentido común.
Y de haber estudiado en la PUCP
y en BU, aunque sin el membership de ninguna.
Me alegro de no haber sido Antonio Cisneros; casi
iba a decir, ninguno de los Cisneros.  Pero
con Luis Jaime nos cagábamos de la risa,
mutuamente, inmediatamente, sin tener
que usar palabras y acaso
ni siquiera pensamientos.
Me alegro de Adán (Martín) y de Germán (Paulino)
--poeta y hermano mío--
y de mi madre,
mis mentores en esto de la poesía.
Me alegro de las mujeres que he amado
a pesar de mi exceso de amor.
Me alegro de la gente
en los mercados y en las fiestas
donde  veo Trilce.
Y me alegro de ser el mejor lector
que ha tenido César Vallejo.
Pero esto de modo  arbitrario o no serio.
Por joder, como siempre.

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